Espiritualidad

Muchos maestros espirituales coinciden en afirmar que somos almas con un cuerpo y específicamente somos el alma, no el cuerpo. Algunos también afirman que somos seres espirituales viviendo una experiencia humana.

Aunque esto ya sea del conocimiento de muchos, para algunos todavía es algo nuevo. Entonces sería muy valioso aprender a comunicarnos con nuestra alma. Para empezar, lo primero que debemos aprender es que el alma se comunica a través de sentimientos.

Entonces debido a que los sentimientos son el lenguaje del alma debemos ponerle atención a nuestros sentimientos. Hay que empezar a escucharlos y sentirlos porque cuando surgen es nuestra alma enviándonos algún mensaje. Sin embargo, hay que saber diferenciar un sentimiento y un pensamiento de nuestra mente.

Además de escucharlos, también es valioso aprender a seguir nuestros sentimientos. De alguna forma los sentimientos saben el camino a seguir y saben qué es lo mejor para nosotros. Nuevamente es valida la advertencia sobre diferenciar lo que la mente piensa y lo que el alma siente a través de los sentimientos.

Por último, también hay que honrar los sentimientos que tenemos. En todo caso, hay que darle prioridad a estos sobre todos los pensamientos que nuestra mente pueda formular. Esto simplemente porque como mencionamos al inicio, somos el alma, no el cuerpo. Por lo tanto es a nuestra alma a la que debemos poner atención. ¿Y cómo lo hacemos? Lo hacemos a través de los sentimientos.

Es posible cambiar nuestras vidas a un nivel muy profundo gracias a la compasión. Desarrollar compasión en nuestras vidas es lo mejor que podemos hacer para conectarnos rápidamente con lo más alto de nuestro ser. También podemos alcanzar un profundo poder capaz de cambiar nuestras vidas e impactar positivamente a quienes nos rodean.

Para desarrollarla hay que sentir compasión por las personas que nos rodean y por las situaciones en las que esas personas se encuentran. La compasión tiene que ser por la humanidad e incluso por el planeta Tierra.

Sentir compasión por las personas que nos rodean es el inicio y es hasta cierto punto algo fácil de practicar. El verdadero desafío y que te sube a un nivel de maestría es sentir compasión por las personas y situaciones que nos desagradan. Algunos ejemplos de esto van desde un jefe abusivo, pasando por un conductor malhumorado en el tráfico, vecinos problemáticos y hasta los «enemigos». La mayor expresión de compasión que puede haber es sentirla incluso por alguien que nos ha hecho daño. 

Definitivamente desarrollar la compasión es la mejor forma de lograr una profunda transformación en la vida y no hay requisitos para empezar a sentirla. ¿Qué tal si empezamos ahora mismo?

Muchas de las situaciones difíciles, incomodas o complicadas que experimentamos en este momento de nuestras vidas son causadas por eventos del pasado. También pueden originarse en el futuro, aunque este aún no exista.

Aunque todos estamos de acuerdo en que el pasado ya quedó atrás y ya no existe. Muchos tenemos el hábito de repetir, en nuestro pensamiento, una y otra vez la historia o el evento que en algún momento de nuestra vida nos lastimó.

Como ya hemos mencionado en otras publicaciones, nuestros pensamientos tienen el poder de crear nuestra realidad. Por lo tanto atraemos a nuestras vidas todo aquello a lo que decidimos ponerle atención a través de nuestros pensamientos.

Definitivamente nuestras vidas serían muy diferentes si soltamos todas esas historias de víctimas, de desvalorización, dolor, tristeza, ira, que sucedieron en el pasado.

Por otro lado, la preocupación por el futuro es la otra cara de la moneda que también nos causa malestar en nuestra vida actual.

Lo peor de todo esto es que por estar atados a un pasado, nos arruinamos el presente y creamos un futuro con más de lo mismo. Esto es el círculo de malestar perfecto.

Para lograr un poco de claridad sobre esto, es útil tomar un momento para reflexionar y hacerse esta pregunta, ¿Para qué me esta sirviendo aferrarme a mis historias del pasado?

La solución definitiva a esto es estar en el momento presente, porque de esta forma se rompe con la continuidad de nuestra historia pasada y futura. Solamente en el momento presente es cuando estamos listos para crear una vida plena. En el momento presente es cuando nos conectamos con nuestra verdadera esencia.